A lo largo de su vida profesional, al menos un 75% de los profesionales habrán cometido un error, en el caso de los residentes de Medicina de Familia más del 80%. En la mayoría de los casos (por encima del 76%) no se informa al paciente. Por cada 1000 consultas cabe esperar en atención primaria conforme a los datos del estudio APEAS, 10 errores clínicos por parte de médicos de atención primaria, 5 por parte de los pediatras y 12 por parte de enfermería. Los errores de medicación, la combinación de errores de diagnóstico y prescripción, fallos de comunicación con el paciente y la infección asociada a cuidados son la causa de más del 90% del total de eventos adversos (EA). La mayoría no tiene consecuencias permanentes para los pacientes. Sin embargo en un 46% de los casos ocasionan un daño significativo, lo que se ha asociado a sufrimiento, cambios conductuales y pérdida de confianza en la capacidad y criterio clínico de los profesionales (segundas víctimas). Al menos un 15% de los profesionales de AP manifestarán haber cometido en el último año un error. Se han realizado estimaciones de los costes que supone el tratamiento adicional que requieren los pacientes víctimas de un EA. Sin embargo, no sabemos lo que estos mismos EA suponen para los profesionales directamente involucrados en el EA. Tras un EA de consecuencias graves cabría esperar un absentismo de 30 días de media, conforme a datos preliminares recogidos. No hay datos para estimar cuántos profesionales deciden cambiar de puesto de trabajo, menos cuántos abandonan la profesión. Una aproximación a estos costes debe sensibilizar a la Administración Sanitaria sobre la magnitud del problema y la necesidad de incluir programas de intervención para reducir estos efectos.
Las experiencias que van acumulando los programas de atención a segundas víctimas (grupos de Scott desde Missouri, de Wu desde Boston y de Pesti desde St Louis) permiten identificar los signos característicos que padecen las segundas víctimas. También sugieren algunas alternativas de cómo ayudar a los profesionales a recuperarse de esta experiencia emocionalmente negativa. La información disponible sobre la naturaleza de los EA sumado a cómo se ha planteado ayudar a las segundas víctimas a afrontar las consecuencias de los errores clínicos, nos permiten diseñar esquemas de trabajo que los equipos directivos y el personal de AP pueden llevar a la práctica para actuar tempranamente y reducir las consecuencias en los profesionales implicados en los EA.
En este proyecto coordinado proponemos evaluar la magnitud del impacto (a nivel personal, profesional y económico) que los EA que sufren los pacientes tienen en los profesionales sanitarios (segundas víctimas) y en sus instituciones (mediante una estimación de algunos de los costes directos asociados a las segundas víctimas); y elaborar dos guías de intervención (y sus checklist) para directivos y responsables del área de seguridad del paciente de AP y de hospitales; junto a herramientas virtuales de ayuda a los profesionales de ambos niveles asistenciales para reducir el impacto de los EA en los profesionales sanitarios (esfera personal, familiar y profesional), reforzar la cultura de seguridad en las instituciones y fomentar un comportamiento ético con los pacientes, entrenando a los profesionales para una comunicación franca con los pacientes que han sufrido un EA. Se trata de un proyecto coordinado en el que de forma conjunta se abordará de manera global la problemática de las segundas víctimas en España y se pondrán a disposición del Sistema Nacional de Salud (SNS ) esquemas y herramientas de intervención para reducir el impacto de los EA en los profesionales sanitarios
Conocer la magnitud de un fenómeno apenas estudiado como es el de las segundas víctimas que conlleva sufrimiento, inseguridad, pérdida de reputación y riesgos adicionales para los pacientes. Prevenir las consecuencias de EA en los profesionales limitando el número de segundas víctimas tiene un impacto directo en la calidad de vida laboral y en el propio Sistema Nacional de Salud. Tiene un impacto económico directo en términos de los días perdidos de trabajo que podrían evitarse, en reducir la inseguridad en las decisiones clínicas que conlleva un incremento del riesgo para pacientes sometidos a pruebas innecesarias y del gasto sanitario que conlleva y contribuye a reducir la pérdida de profesionales que abandonan la profesión tras años de ejercicio a raíz de un EA. De forma directa palía el daño emocional de los profesionales que pudieran verse involucrados en un EA. A ello hay que sumar los costes en términos de pérdida de reputación y de imagen social de las instituciones. Proponer pautas para un comportamiento ético con los pacientes que sufren un EA e implantar barreras para una atención más segura, contribuyen a reducir los procesos judiciales, sus consecuencias e incrementan la confianza de los pacientes en las instituciones y sus profesionales.
A partir de los trabajos de Wu (Boston), de Scott (Missouri) y de Pesti (St Louis) planteamos una línea de investigación aplicada para evaluar el impacto de los EA en profesionales de AP y de hospitales y para intervenir buscando evitar las consecuencias negativas que tienen en los profesionales sanitarios los EA, consecuencias que conllevan en casos extremos a la incapacidad del profesional (segunda víctima) para continuar con su actividad. Esta línea integra profesionales de 6 CCAA, tanto de AP como de hospitales y, prácticamente, todos aquellos que actualmente se encuentran trabajando en el sector sanitario con segundas víctimas aunando iniciativas para ofertar un análisis e intervención global.
Las Guías de intervención y las herramientas virtuales que se desarrollen en este proyecto coordinado se transferirán al contexto clínico de forma inmediata y podrán emplearse por profesionales e instituciones como parte de sus programas de formación y de intervención para fomentar una comunicación franca con el paciente víctima de un EA y reducir el efecto de los EA en sus profesionales. También esperamos que este proyecto sea útil para la formación de futuros profesionales sanitarios y contribuir a una práctica con menores riesgos profesionales.
Para conocer más detalles de cómo afrontar la información al paciente que sufre un EA y de cómo abordar la problemática de las segundas víctimas te invitamos a acceder a nuestro programa de intervención.
Una de las principales barreras que los profesionales sanitarios identifican a la hora de llevar a cabo la comunicación franca de los EA a los pacientes es el miedo a las consecuencias legales que puedan derivarse de la misma. En algunos países existen leyes de disculpa (Apology Laws) que impiden que estas expresiones sean utilizadas en juicio por mala praxis. En España, el marco normativo actual no favorece la necesaria implicación de los profesionales en la gestión de los riesgos inherentes a la atención sanitaria. Un análisis más profundo de esta situación puede consultarse en el siguiente trabajo:
Para más información sobre SAMA:
La Asociación Española de Gestión de Riesgos Sanitarios y Seguridad del Paciente (aeGRis) celebrará su décimo séptimo congreso en la ciudad de Alicante los días 4, 5 y 6 de mayo.
En esta edición, el objetivo de las diferentes sesiones será compartir experiencias dirigidas a facilitar la implantación de una adecuada cultura de seguridad en los centros sanitarios. De este modo, algunas de las temáticas que se abordarán durante esos días serán: seguridad quirúrgica, calidad europea, conciliación farmacéutica, seguridad radiológica, resolución alternativa de conflictos, seguridad del paciente en la época del Big Data, etc.
Puedes consultar el programa completo del congreso haciendo clic aquí y obtener más información visitando su web: http://www.17congresoaegris.com/
El 12 de noviembre de 2015, se celebró en Alicante una jornada organizada por la Sociedad Valenciana de Calidad Asistencial (SOVCA ) sobre el Impacto de los eventos adversos en los profesionales, seguridad jurídica del profesional y apoyo a la segunda víctima. Esta actividad estuvo estructurada en dos mesas, la primera de ellas dedicada a la responsabilidad sanitaria para la mejora de la seguridad del paciente y la segunda a las experiencias internacionales y nacionales para apoyar a los profesionales que sufren como consecuencia de los eventos adversos que alcanzan a los pacientes.
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